Revivir la historia

Bodegón Alejandro se encuentra en uno de los rincones más antiguos y especiales de Donostia para, allí donde surgió la ciudad, poder observar su pasado, entender su presente e imaginar su futuro.

Una lámina antigua, con una curiosa historia detrás, nos recuerda lo que fue y en lo que se ha convertido, gracias a su capacidad de sobreponerse a las adversidades.

La obra fue creada en la década de 1820 por un militar británico nacido en Gibraltar, Thomas Staunton St Clair, en un momento en el que San Sebastián sufría las embestidas de las guerras y el fuego, y refleja perfectamente la personalidad estratégica de la ciudad.

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Uno de los episodios más desoladores tuvo lugar el 31 de agosto de 1813, cuando San Sebastián resultó arrasada por las tropas anglo-portuguesas tras derrotar a las tropas francesas fortificadas en el Monte Urgull. Un terrible incendio que todavía hoy conmemoramos los donostiarras cada 31 de agosto, una noche mágica en la que la emblemática calle 31 de agosto de la Parte Vieja donostiarra se ilumina únicamente con la luz de las velas de los vecinos del barrio.

Mientras la ciudad crecía, afrontaba cambios sociales y económicos e intentaba aprender de sus errores, la acuarela fue cambiando de dueños, hasta que la Diputación Foral de Gipuzkoa la compró en Londres en 1998. Hoy, esta obra es cuidada por el Museo Zumalakarregi de Ormaiztegi.

Con un simple vistazo al panorama, se puede apreciar el enorme cambio que ha experimentado la ciudad en los últimos siglos. Pero en su carácter se mantiene la esencia cosmopolita, una Donostia acostumbrada a recibir y a acoger, a salir reforzada de las adversidades y a aprovechar su entorno natural. Una ciudad aferrada a su mar y a su montaña pero abierta al mundo.